Una pequeña plaza del distrito de Sant’Angelo acoge la considerada por muchos como la fuente más elegante de toda Roma. Construida en el siglo XVI a partir de un proyecto de Giacomo della Porta, la conocida popularmente Fontana delle Tartarughe guarda una curiosa leyenda. El duque Mateii para impresionar a su amada y haciendo ostentación de su poder económico, ordenó construir en una sóla noche una deslumbrante fuente. El resultado fue una armoniosa obra que se estructura en dos grandes cuencos. Cuatro efebos, encaramados sobre delfines, sostienen con delicadeza la parte superior. Para rematar la ornamentación se colocaron otras cuatro tortugas que con el paso del tiempo se han convertido en pintorescos iconos de la vecchia Roma.
Autor de foto y texto: Alfredo Medina ©