En la madrugada londinense los pinachos y cornisas de las torres de parlamento dibujan un paisaje casi fantasmagórico. Un incendio arrasó el antiguo palacio de Westminster en 1834 (Turner retrató ese momento en una de sus obras más celebradas). Sobre sus cenizas los arquitectos Barry y Pugin diseñaron un complejo de edificios de estilo neogótico. Sin pretenderlo, definieron el particular skyline de la capital británica. Como pieza destacada se construyó una torre del reloj, que se popularizó con el nombre de Big Ben. Con sus 96 metros ya no es el edificio más alto de Londres, pero posiblemente siga siendo su icono más célebre.
Autor de foto y texto: Alfredo Medina ©