Posiblemente no sea la obra de mayor valor artístico de Florencia, pero el viejo puente sobre el Arno se ha convertido en uno de los emblemas de la capital toscana. Sobre los restos del puente de madera originario, en 1345 se levantó una construcción de piedra que habría de unir para siempre el casco medieval y el barrio del Oltrarno. Los gremios de carniceros y curtidores fueron sus primeros moradores, pero fueron expulsados debido al hedor que desprendían sus productos. Este espacio será ocupado hasta nuestros días por orfebres y joyeros. Uno de los secretos más curiosos que esconde este puente es el pasadizo diseñado por el arquitecto Vasari en el renacimiento. Su función era servir a los nobles para transitar desde los Uffici al Palacio Pitti, situado en la otra orilla. La familia Medici, que gobernó durante décadas la ciudad, podría así evitar el gentío de las calles, a la vez que contemplaba las más bellas pinturas renacentistas que se colgaban en el interior de sus palacios.
Autor de foto y texto: Alfredo Medina ©