Después de soportar una jornada de sofocante calor, la noche veraniega de Dubrovnik regala al visitante una temperatura agradable. La calle principal (Stradun) se inunda de personas que aprovechan las horas nocturnas para un paseo, realizar compras o cenar en sus restaurantes. Otras optan por disfrutar de la música en vivo en alguna de sus terrazas. Varios locales del centro histórico programan jazz para las noches de la canícula. Entre ellos el mítico Troubadour Café, rebosante de público en todas sus veladas . Aquellos que decidan visitar el Bar Hemingway pueden escuchar buena música mientras contemplan la espléndida fachada del Palacio de los Regidores. En el patio interior de este edificio gótico se celebra el prestigioso Festival Internacional de Dubrovnik, dedicado a la música clásica.
Autor de foto y texto: Alfredo Medina ©
Yo estuve hace muchos años en Dubronik, es un lugar muy recomendable.Preciosa foto Alfredo.