Hace 150 años la ciudad de Viena acometió su proyecto urbanístico más ambicioso. Con el objetivo de comunicar el centro histórico con los nuevos barrios del extrarradio, se demolieron las viejas murallas. Sobre el espacio liberado se creó una amplia avenida de más de 5 kms. longitud, que desde entonces sería conocida como Ringstrasse A ambos lado de esta vía, se levantaron los que serían los principales edificios públicos de la ciudad, inspirados en su mayor parte en el historicismo. En este entorno de arquitectura armónica resplandece el gran Teatro de la Opera. Su edificio original, sufrió grandes daños a consecuencia de los bombardeos del II guerra mundial, reabriendo sus puertas en 1955. Décadas después la Staatsoper, como la conocen los vieneses, sigue siendo el sanctasanorum de los amantes de la Opera de todo el mundo. En cada temporada, se llega a escenificar más de 50 títulos y tienen lugar más de 300 representaciones.
Autor de foto y texto: Alfredo Medina ©