Sobre un islote de origen volcánico, situado frente a la costa de Ischia, los reyes aragoneses ordenaron construir en el siglo XV un imponente castillo. Con el transcurso del tiempo a esta fortaleza se le fueron añadiendo una catedral, pequeñas iglesias y varias dependencias que sirvieron de cárcel. Ante los reiterados ataques de los piratas, que acontecieron durante largos periodos siglo XVI, los habitantes de Ischia encontraron un refugio seguro en el interior de las murallas. En la actualidad todo la ribera que mira al castello aragonese es una zona de baño y recreo. Donde ahora amarran pequeñas veleros y lanchas de motor, aquellos piratas se preparaban para el desembarco y el saqueo.
Autor de foto y texto: Alfredo Medina ©