El transbordador que recorre la laguna veneciana arribará en breve momentos a la isla de Burano. Desde una ventana, el viajero intuye que ha llegado a una lugar muy diferente a todo lo visto hasta ahora en la Serenissima. Aquí todo tiene una escala muy distinta a los grandes palacios e iglesias del Gran Canal. Pequeñas casas pintadas con colores chillones, se reflejan sobre sus canales de miniatura. En otro tiempo Burano fue famosa por tejer el mejor encaje (merletto) de Europa, y por gozar de una importante flota pesquera. Hoy estas actividades tradicionales casi han desaparecido. Pese a que se ha difuminado parte de su antigua esencia, este islote de tonalidades infinitas siempre permanecerá en nuestra retina.
Autor de foto y texto: Alfredo Medina ©