A los nobles les encantaba el Soho. Hasta el siglo XIX las familias más respetadas de Londres tenían aquí sus residencias. A partir de esas fecha optaron por habitar en otros zonas, y el barrio fue ocupado por gentes de menor poder adquisitivo. Con la llegada de artistas y emigrantes fue adquiriendo un aire bohemio y tolerante, que perduró durante todo el siglo. Fue la época dorada del Soho. En esos años proliferaron los pequeños teatros,los cabarets y los mejores locales de jazz de la ciudad. A principios de los sesenta, el barrio dio un nuevo giro. El empresario Paul Raymond abre en Walkers Court St. el mítico local erótico Raymond Revuebar (su historia se recrea en la película «La mirada del amor», de Michael Winterbottom. 2013 ) . El éxito de este establecimiento provocó la expansión de la sector del ocio nocturno. Eran los días en los que el Swinging London era sinónimo de modernidad. A principio de los 90 casi todos los locales cerraron, instalándose es su lugar restaurantes y tiendas. Todo el carácter y simbolismo del Soho se ha ido diluyendo.
Ahora el barrio puede recibir el golpe definitivo. Una empresa lo convertirá en un eje comercial, algo parecido a la despersonalizada Carnaby Street. Resisten unos pocos locales de música en directo; sólo ellos mantienen vivo el recuerdo del viejo Soho.
Autor de foto y texto: Alfredo Medina ©