Ascendiendo por una carretera estrecha, entre tupidos bosques de robles y castaños, el viajero llega a la aldea de Bandujo. En este lugar recóndito de la montaña asturiana nos llama la atención su caserío concentrado y su aire de autenticidad. Los vecinos siguen dedicándose a la ganadería y trabajando la huerta, como ha sucedido durante generaciones. Sobremanera nos sorprende el palacio y su magnífica torre, construida en la Baja Edad Media (una de las mejor conservada del Norte de España). Da la sensación que todo permanecer intacto en esta aldea de cuarenta habitantes.,
Autor de foto y texto: Alfredo Medina ©