En el turístico y sofisticado Sorrento sobrevive el pequeño barrio de pescadores de Marina Grande. Este colorista y pintoresco arrabal conserva el más genuino sabor marinero. Sobre la arena de su ribera las barcas y aparejos se amontonan desordenadamente. Aquí siguen acudiendo, como la han hecho durante generaciones, las bulliciosas familias del lugar a disfrutar de los deseados baños estivales. El ruido de las embarcaciones deportivas se mezcla con las conversaciones de las vecinas. Como el atardecer es el mejor momento para una charla, un grupo de señoras han decidido bajar sus sillas de playa y sumergirse en una tertulia infinita.
Autor de foto y texto: Alfredo Medina ©