En una visita a los viejos barrios de Dubrovnik podemos revivir todo el encanto del mediterráneo medieval. La influencia veneciana, muy presenté en el desarrollo urbano de la vieja Ragusa, se aprecia sobretodo en Pustijerna. Entre las catedral y las murallas meridionales descubrimos un pintoresco laberinto de callejuelas, pasajes estrechos y escaleras infinitas. Al atardecer de un día de Agosto, la población sale a la calle y de repente el barrio se vuelve bullicioso. Por los callejones se filtra el rumor del mar cercano.
Autor de foto y texto: Alfredo Medina ©